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LÍNEA 01-8000…

​Por  Camila Jaramillo Salazar

En la industria del sexo y la pornografía las líneas calientes son una forma más de producción. Patricia es una de las tantas mujeres que contestan estas líneas. Desde gemidos hasta sólo coquetería es lo que cabe en el sexo telefónico ¿Qué hay detrás de una voz capaz de tener sexo?

Cuando se habla de una línea caliente la mayoría asociamos este trabajo con una mujer a la que estigmatizamos en un mundo que gira alrededor del sexo, y no vamos más allá; no preguntamos por qué lo hace, no preguntamos qué se siente estar contestando un teléfono el día entero, no preguntamos cómo logra producir placer. Simplemente nos quedamos en lo básico sin entender qué hay detrás de la voz erótica y la imaginación sin límites.



Patricia* es una mujer de 32 años. Tienes dos hijos, una niña de 12 años y un niño de 6. Trabaja como impulsadora en una de las cadenas de supermercados más grandes de este país, y paralelo a esto tiene un celular de una línea caliente donde debe responder cada llamada para ganar dinero extra y poder colaborar en la casa donde vive.

CJ: ¿Cómo entró al negocio de las líneas calientes?
P: Cuando dejé de vivir con mi esposo no tenía trabajo, y estaba haciendo en ese momento un curso de computadores en una academia cerquita a mi barrio. Mis dos hijos tenían que comer, y usted sabe que uno por los hijos hace lo que sea. Fue ahí cuando conocí a mi jefe, porque una amiga mía me recomendó este trabajo y yo acepté en ese momento.  



CJ: ¿Por qué este trabajo y no otro?
P: Como le dije, uno en esos momentos no sabe la vida que le va a traer. Yo me gradué del bachillerato pero nunca hice una carrera profesional, si me entiende. Entonces ahí uno tiene que aceptar cualquier cosa, porque la familia sí me ayudó los primeros meses pero después usted sabe que hay que responder por lo de uno.



CJ: Por lo que tengo entendido algunas personas de su familia saben que éste es su segundo trabajo, ¿cómo les contó? ¿Quiénes saben, y cuál fue la reacción?
P: Sí, ellos han sabido desde los primeros días que empecé. Yo llevo trabajando en esto hace cuatro años y me han apoyado porque saben que es algo que yo necesito para poder responder por mí y por mis hijos. Uno de mis tíos no está de acuerdo, pero no le presto cuidado.



CJ: ¿Alguna vez el haber contestado su celular en horas de trabajo le ha causado problemas con el jefe del supermercado, o no haber contestado por estar en el supermercado le ha causado problemas con su otro jefe?
P: (Risas) Una vez estaba en el supermercado hablando con una de las personas que estaban ahí. En ese momento me timbró el celular y me tocó contestar. Me fui alejando a otro de los pasillos y empecé a hablar con el cliente de la línea, cuando me voltie a mirar la persona que estaba atendiendo en el supermercado estaba detrás de mí y ya se imaginará como me miró.



CJ: ¿Cómo funciona este negocio?
P: La verdad no sé internamente cómo funcionará lo de la tecnología y cómo me mandan la llamada a mí. Sé que existe una línea aquí en Bogotá y que se cobra el minuto a 1,800 pesos. Lo único que a mí me corresponde es contestar las llamadas a cualquier hora del día, mi jefe tiene la cuenta de cuántas llamadas entran y con eso se hace la relación de lo que yo ganó.



CJ: ¿Cuánto gana mensualmente en este trabajo?
P: Yo tengo un sueldo mensual y me pagan comisión por el número de llamadas que me entren y yo conteste. El sueldo fijo es de 1’500,000 pesos y las comisiones dependen por lo que le expliqué, pero esa comisión puede ser entre 200,000 pesos y 500,000 pesos. Por eso yo trato de contestar siempre porque usted sabe que por más llamadas, me pagan más.



CJ: Es mucho más de lo que yo esperé…
P: (Risas) Por eso es que llevo cuatro años en esto. Mi trabajo en el supermercado no es permanente, por eso no puedo dejar la línea. Eso depende del producto y de la temporada, si me entiende, entonces se puede decir que yo vivo de esto y mi segundo trabajo es ser impulsadora. 



CJ: ¿Qué busca un cliente cuando la llama?
P: Vea eso depende. Hay unos que llaman a que yo les dé placer y a hablar de sexo. Me preguntan qué estoy haciendo, cómo soy, qué tengo puesto, qué me gustaría hacerles, y ellos me dicen qué les gustaría hacerme. Otros llaman a hablar nada más, es muy extraño, yo creo que es que están solos y necesitan compañía y soy yo la que tengo que consolarlos (risas).



CJ: Entonces no sólo llaman para tener sexo telefónico..
P: No. Hay gente que llama para charlar o coquetear, pero no a tener charlas eróticas como las que usted puede estar pensando.



CJ: ¿Qué es lo más extraño que le ha pasado al contestar una llamada?
P: (Risas) Lo más extraño que me ha pasado tal vez fue un día que me llamó una mujer mayor a tener una conversación sexual, como una abuelita. Usted sabe que hay que ser profesional y uno no se puede reír. Gracias a Dios la llamada no duró mucho y después me pude reír, es que si usted hubiera escuchado como gemía también se hubiera reído.  



CJ: ¿Qué opina usted entonces de la gente que trabaja en el mundo del sexo y la pornografía?
P: Yo no conozco a nadie que haga esto por diversión o por que le gusta, si mi opción de trabajo es esta y de esto prácticamente vivo, como dicen, cualquier trabajo es digno, y cada quien es libre de trabajar en la oportunidad que tenga.



CJ: Si esta es su perspectiva con respecto a estos trabajos, ¿qué pensaría si en un futuro su hija decide trabajar en esta industria?
P: Pues vea yo esto lo hago por ellos, para que estudien y puedan hacer una carrera universitaria. Si ellos tienen un título podrán tener más adelante un trabajo permanente del que puedan vivir, si por la situación económica o de trabajo no lo pueden hacer pues ya a uno le tocaría aceptar, pero yo estoy haciendo lo más que puedo por ayudarlos a entender que hay que estudiar.

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